Peal de Becerro
Situado muy cerca de Cazorla, en la depresión del Guadalquivir y a 564 msnm.
Con una extensión de 150.5 km2. Al este de la provincia, entre el macizo de Sierras de Cazorla y las campiñas de Úbeda y Baeza, en un paisaje en el que predominan los extensos olivares y campos de cereales. En su término se encuentra la Toya, una cámara sepulcral de origen íbero, muy bien conservada. En el interior del casco urbano podemos visitar el Castillo y la Iglesia de la Encarnación.
Parte de su término municipal está incluido en el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, el mayor espacio protegido de España
Desde Peal de Becerro, podemos acceder al Parque Natural a través de la A-319 o bien a Pozo Alcón por la A-315.
Se dice que Peal debe su nombre a la forma del terreno en la que está enclavado (en forma de la piel de un becerro extendida o bien a un tipo de zapatos llamados «peales» que se hacían con piel de becerro).
La ocupación humana más antigua del término de Peal de Becerro debió hacerse durante el Paleolítico medio, pues cerca de la aldea de Toya se halló industria lítica del período musteriense.
Aunque no se generalizó el poblamiento en los cursos del río Toya o del Guadiana Menor hasta el tercer milenio a. de C. entre la etapa Calcolítica y la Edad del Bronce.
PATRIMONIO NATURAL
Cámara de Planta Circular
A principios del siglo XX, se descubrió una cueva artificial situada en el Haza del Trillo, muy cerca de la aldea de Toya.
Una cueva con un enterramiento con entrada en pozo y en su interior una cámara, de planta circular, en la que estaban dispuestos cinco individuos, y un ajuar completo.
El ajuar estaba formado por brazaletes y aretes de cobre, varios vasos de cerámica…
Muros de Piedra
Otro asentamiento de este tipo se ubica en el Cerrillo de la Fuente de la Pioja, muy cerca de la aldea de Hornos de Peal, donde se descubrieron muros de piedra que podrían caracterizar un modelo de casas en terraza.
Segunda Cámara
En el cerrillo de la Compañía, frente a Hornos de Peal fue descubierta una segunda cámara con características bien distintas a las de la Toya.
El Centro Andaluz de Arqueología Ibérica se hizo cargo de los trabajos de excavación extensiva y del estudio de los materiales arqueológicos.
El yacimiento consiste en un hipogeo excavado en la roca natural, con una estructura de tambor perfectamente circular al exterior y con una cámara, de casi cuatro metros de longitud.
La cámara consta de un pasillo de acceso desde el que tras una estructura adintelada se accede a la cámara propiamente dicha.
En su interior un pequeño banco corrido situado en un lateral que sirvió para colocar el ajuar de varios incinerados y cuyas cenizas se colocaron en urnas cerámicas situadas al fondo de la estructura.
Estas urnas, decoradas profusamente con motivos geométricos en negro y rojo, atestiguan una cronología que debe situarse e un momento final del siglo VI a. de C. o los primeros momentos del s. V.
PATRIMONIO CULTURAL
En el siglo VI a. de C., cuando el ámbito de cultura ibérica alcance estas tierras, dará comienzo la relevancia histórica de la ciudad ibérica de Tugia.
Tradicionalmente ha sido situada en el Cerro del Castillo frente al Cerro de la Horca, donde se ubica su necrópolis. Tugia fue en el siglo V y IV a. de Cristo un asentamiento del pueblo mastieno que debió tener una enorme importancia por el control que ejerció sobre la ruta que por el río Guadiana Menor comunicaba la costa de Almería y Murcia con el alto Valle del Guadalquivir.
Sin duda su situación y, en consecuencia, su papel como importante nudo de comunicaciones, aumentó aún más en el siglo IV con la llegada de abundantes productos cerámicos griegos.
Fue entonces, cuando posiblemente un príncipe de Tugia hizo construir la famosa cámara sepulcral de Toya , que no sería la única.
Castellones de Ceal
En estas fechas, su población se extendió por la comarca y, aguas arriba del río Guadiana Menor, se creará el asentamiento de los Castellones de Ceal, actual destacado yacimiento arqueológico de esta cultura ibérica.
Toya contó en este momento con un centro productor de cerámica que produjo tanto formas propias como cráteras ibéricas que imitaban las formas griegas o el vaso tipo Toya, muy característico y propio de esta zona.
A partir del siglo III a. de Cristo con la creación del camino de Aníbal al norte, Tugia redujo su poder comercial como centro de comunicaciones.
Más tarde Ptolomeo la cita como ciudad oretana ubicada cerca del Saltus Tugiensis donde nace el río Betis. Posiblemente en este periodo surgieron otros centros ibéricos en la zona como el de Cerrillo Palomares, a tres kilómetros de la aldea de Hornos y el de la plaza de Armas de las Juntas, todos ellos enclavados en el término municipal de Peal de Becerro.
La Villa de Peal de Becerro perteneció al Adelantamiento de Cazorla, hasta que el Rey Fernando VII, el 25 de abril de 1822 la independizó de la Villa de La Iruela, a la que pertenecía como aldea, constituyéndose como Ayuntamiento independiente y agregándole las aldeas de Toya, Hornos y el Almicerán.
Torre del Reloj y Torremocha
En el interior del casco urbano destacan dos esbeltas torres medievales que formaban parte de un completo castillo adscrito a Quesada. Su existencia fue relativamente pacífica hasta el año 1361 en que fue saqueado e incendiado por una incursión de musulmanes granadinos.
La expedición que lo saqueó fue atajada y derrotada en el paso de Linuesa, sobre el Guadiana Menor.
En el año 1935, Don Manuel Alejo, daba noticias del antiguo castillo romano que databa del siglo II a. d. c. y que a pesar de su antigüedad se conservaba tan perfectamente que servía de vivienda.
Los restos que quedan de esta fortaleza, en la actualidad, son estas dos torres de planta cuadrada que llevan el nombre de Torre del Reloj y Torremocha, correspondientes a un recinto de forma alargada.
Restos de las galerías de su patio de armas aparecían todavía en 1935 en la pared de una de las casas colindantes.
LA TORRE DEL RELOJ
La Torre del Reloj es una construcción de sillería algo irregular de finales del siglo XIV.
Mide 6,20 m. de lado y unos 12 m. de altura.
Interiormente se organiza en cuatro niveles que contienen otras tantas cámaras.
La inferior corresponde, sin duda, al aljibe, puesto que la torre se asienta sobre zócalo de roca.
La entrada original estaba al nivel de la segunda planta a 3,80 m. del suelo.
De época tardía son las ventanas abiertas donde antes solo hubo saeteras.
En el paramento exterior, al nivel del último piso, se observa una fila de sillarejos de piedra mas blanca que las del resto del aparejo.
Esta línea que da la vuelta a la Torre introduce un elemento decorativo capaz de dar esbeltez al edificio.
El remate es almenado y está bien conservado.
Hay un balcón amatacanado en el centro de cada uno de los lados, a excepción del lado noreste, el cual fue destruido para la instalación de un reloj.
Una de las piedras mandileras del matacán del lado sureste presenta una decoración en forma de espiga.
LA TORREMOCHA
La Torremocha es menos airosa que la Torre del Reloj.
Está construida con sillarejo que muestra marcas de cantería.
Mide unos siete metros de lado. Su plantas alta reciben luz de las saeteras, dos por cada lado.
En el remate se observan canes esquineros que sostenían balcones defensivos.
Esta torre pertenece seguramente a la segunda mitad del siglo XIII o principios del XIV aunque los canes y el remate serían de la época de la Torre del Reloj.