Hinojares
Situada a 672 ms. de altitud, tiene una extensión de 40,60 kms2. Rodeada de barrancos, fue aldea de Pozo Alcón hasta el año 1690 en que se convirtió en villa, pasando su señorío a manos de D. Íñigo Fernández de Angulo, y, posteriormente, al marqués de Hinojares.
PATRIMONIO CULTURAL
Destaca la Iglesia Parroquial de San Marcos Evangelista, en cuyo interior existe una pila bautismal de mármol blanco.
Los Castellones de Ceal
Pero quizás sea LOS CASTELLONES DE CEAL unos de los lugares más importantes de esta bella villa.
Se ubica en la ribera del valle del Guadiana Menor, cerca de la aldea de Ceal. Ocupa en espolón rocoso que cae hacia el río y que determina la forma del propio poblado. Fue descubierto para la ciencia, durante los trabajos de construcción de la carretera que une Hinojares con Pozo Alcón, en la década de los años 50. Estos trabajos afectaron al poblado y más sensiblemente a su necrópolis, poniendo de manifiesto la riqueza del yacimiento y la calidad de sus materiales.
Los Castellones de Ceal es un poblado fortificado (oppida) y dispuesto en las pendientes que la topografía del cerro ofrece. Presenta estructuras de habitación de distintas fases constructivas, con muros lineales y espacios de planta rectangular. A lo largo del período de ocupación, se observan distintas reestructuraciones urbanísticas y constructivas, aún en estudio.
Sus Restos Arqueológicos
Los restos arqueológicos extraídos durante su excavación, demuestran que su economía era agrícola y ganadera, destacando la presencia de restos de piedras de moler y recipientes de almacenaje, de los que se pueden saber que contuvieron cebada y más escasamente trigo. Entre la fauna, los restos encontrados son, en casi su totalidad, de ovicápridos (oveja y cabra).
Su Material Cerámico
El material cerámico es hecho a torno, como es característico del mundo ibérico, y pertenece probablemente, a principios o mediados del siglo IV antes de Cristo. No obstante, esta cronología puede ser anterior por los restos cerámicos encontrados en la necrópolis, que quizás la sitúen a mediados del S. VII a. C. Las excavaciones en el interior del poblado han documentados fases que van desde finales del siglo IV a. C., con presencia de cerámicas griegas de las llamadas de “figuras rojas”, hasta finales del S. II a C., caracterizadas por presencia de cerámicas campanienses itálicas.
Su Necrópolis
La necrópolis se encuentra en las proximidades del poblado y de ella se han excavado numerosas tumbas y otras muchas fueron destruidas por la construcción de la carretera. Su morfología suele ser de pequeñas cámaras de planta rectangular y suelo empedrado, con los restos de la cremación y del ajuar en su interior. Algunas de estas tumbas estaban revocadas interiormente e incluso han conservado restos de decoración pintada. También es característico la presencia de “ustrinum” o lugares donde se realiza la cremación.
Este poblado es de un momento de la cultura ibérica, en pleno apogeo y donde se marcan las diferencias sociales entre los individuos o grupos de individuos (las diferencias de los ajuares y su contenido quedan atestiguadas en las tumbas), lo que nos informa de una organización jerarquizada socialmente y de carácter aristocrático. Su importancia se basa en la ubicación geográfica del poblado, comunicando el valle del río Guadalquivir con las altiplanicies de Baza, en Granada.